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Por Énix Ramos / Especial El Nuevo Día
Mi hija de cinco añitos, Cherenix Vázquez Ramos, que padece de autismo, no puede asistir a clases hace dos semanas porque los porteadores escolares están en paro debido a que el Gobierno no les ha pagado.
Los efectos que esto tiene para ella son muy duros.
Como paciente de autismo, mi niña necesita de una estructura y una rutina que no se le pueden alterar. Al no poder asistir a sus clases en la escuela Inés María Mendoza en Alturas de Flamboyán en Bayamón, se le ha alterado la rutina y cuando vuelva el servicio de transporte va a tener que volver a reestructurarse.
De hecho, esta situación se produce cuando recién empezaba en su nueva escuela, a la que se había adaptado muy bien y en la que empezaba a mostrar un progreso significativo.
Elizabeth Santana, la porteadora que lleva a mi niña, me dice que es consciente del problema que esta situación nos está causando y se muestra muy preocupada por el desarrollo de la niña. Pero me dice que no puede hacer nada.
Quisiera que el gobernador Aníbal Acevedo Vilá y el secretario de Hacienda, Juan Carlos Méndez, empiecen a tomar en cuenta cuáles son realmente las prioridades del País. Me da mucha pena, porque para propaganda usan a nuestros niños, pero en situaciones como ésta son los primeros en verse afectados
Recuerden que nosotros no queremos pelear. Pero este servicio es un derecho de nuestros hijos y tenemos que defenderlo.
Tal como se lo contó a Benjamín Torres Gotay