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Entrevista a la mamá de "Rain Man"
RUTH SULLIVAN, LA MAMÁ DE "RAIN MAN"
"En los Estados Unidos, pocos se atreverían hoy a echarles la culpa del autismo a las madres"
De visita en Buenos Aires para participar en un Congreso Internacional sobre Autismo, Ruth Sullivan, madre del paciente que sirvió c omo modelo para que Dustin Hoffman elaborara el personaje de Rain Man , habló en exclusiva con PERFIL. En la charla, la mujer –que es doctora en filosofía, tiene 83 años y fue la primera presidenta de la Sociedad Norteamericana de Autismo–, brindó detalles de cómo cambió la visión de la enfermedad en las últimas décadas, y criticó la postura del psicoanálisis. Destacó la labor de Hoffman en la película por la que ganó el Oscar.
Por Martín De Ambrosio
13.11.2006 | 16:07
Perfil.com
INCANSABLE. Tiene 83 años y fue la primera presidenta de la Sociedad Norteamericana de Autismo. Dice que desde el primer día que se enteró de la enfermedad de su hijo supo lo que tenía que hacer.
“Apenas tuve el diagnóstico supe que tenía que dedicarme a él. Simplemente hice lo que tenía que hacer... Es que si yo no lo hacía, no lo iba a hacer nadie”, le dijo Ruth Sullivan a PERFIL.
Lo que “tenía que hacer” era especializarse en autismo y convertirse, en 1968, en la primera presidenta de la Sociedad Norteamericana de Autismo y ayudar a cambiar la idea que se tenía sobre la enfermedad y que –entre otras cosas– llevó durante mucho tiempo a colocar a los enfermos en instituciones de reclusión, algo que en ocasiones sigue sucediendo. Tuvo a su favor que ya era médica.
El carácter del más famoso de los autistas, aquel genio para recordar números que compuso Dustin Hoffman para la película Rain man, está basado en Joseph Sullivan, hijo de Ruth. Hoy, Joseph tiene 46 años, trabaja en una biblioteca donde recuerda con absoluta precisión las fichas de los usuarios y puede valerse por sí mismo. En la conferencia que dio esta semana en Buenos Aires, la mujer incluso contó la congoja que sintió cuando él dejó la casa paterna.
Despedida. A sus 83 años, Sullivan eligió a la Argentina como el lugar para brindar su última conferencia. Y la dio durante el Congreso Internacional sobre Autismo y otros trastornos generalizados del desarrollo, realizado aquí entre el miércoles y el viernes, organizado por la Escuela San Martín de Porres.
Luego, dialogó en exclusiva con este diario y se mostró indignada porque aún se sigue acusando a las madres de hijos autistas cuando, dijo, “existe suficiente evidencia” de que se trata de un problema de base biológica. Y mencionó que otro de sus hijos le dio un nieto que también es autista, lo que a su entender refuerza la pista genética para la enfermedad, certeza que los científicos aún buscan.
—¿Sintió culpa cuando recibió el diagnóstico de Joseph?
—Noooo. Nunca me sentí culpable. Mucha gente buscó que yo me sintiera culpable. En aquella época, cuando se recibía un diagnóstico de autismo, casi todos los profesionales decían que la culpa era de la madre. Y en general cualquier cosa que estuviera mal respecto del comportamiento de los niños, en los años 40, 50 y 60, era responsabilidad de la madre, de su mala influencia. Y realmente lo creían. Pero estaban todos equivocados. Equivocados (se enoja).
—¿Qué piensa de que en la Argentina muchos psicoanalistas siguen sosteniendo ese punto de vista?
—Pienso que no están en lo cierto. Y que están haciendo mucho daño, muchísimo daño. Es un tremendo trabajo ser la madre de un chico con autismo. Las 24 horas del día hay que estar con los ojos sobre él. Ellos están todo el tiempo haciendo cosas, subiéndose a lugares, se escapan, se sacan la ropa, tiran la cadena todo el tiempo o no la tiran nunca. Joseph, por ejemplo, imaginaba que veía cosas casi todas las noches a sus cuatro años y se asustaba.
—¿Por qué, en las últimas tres décadas, cambió la idea sobre el origen del autismo?
— En mi país, casi nadie cree lo que antes se creía, nadie se atrevería. Hay mucha ciencia en los Estados Unidos que muestra cuán equivocados estaban como para que se mantenga aquel punto de vista. Hoy existe buena tecnología para ver el interior del cerebro. Se pueden comparar las neuronas y se ve que en un individuo normal son gordas como un árbol frondoso y en los autistas flaquitas como un pequeño arbusto.
—En cierto sentido, usted es responsable de esta revolución...
—Bueno, sí, de cierta forma podemos decirlo así.
"La hicieron con respecto"
Aunque la película no cuenta su historia sino la de dos hermanos que se reencuentran, Dustin Hoffman estudió en detalle a Joseph Sullivan para componer al personaje que terminaría dándole un Oscar en 1988.
“Lo hizo con muchísimo respeto y cuidado”, enfatiza Ruth Sullivan. Y cuenta: “Como el caso de mi hijo era el mejor documentado, para Hoffman fue muy fácil dar con nosotros. Cuando le plantearon hacer la película, Joseph fue fácil de encontrar porque ya había aparecido en la televisión varias veces a los diez años. Dustin vio los 43 minutos de un documental sobre él y fue a la Universidad de California para ver las 15 horas de tomas descartadas por el director. Después fue hasta mi casa”.
Fue tan buena la recreación del actor que en un momento, Sullivan sintió a su hijo mover la silla por detrás. “Estaba segura de que era Joseph por el modo de arrastrarla. Pero, al darme vuelta, lo vi a Dustin”.
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